miércoles, 14 de mayo de 2008

Coco Fusco

Coco Fusco es una artista multidisciplinaria y escritora cubana, residente en Estados Unidos, y que lleva presentando sus performances, conferencias y exhibiciones al rededor del mundo desde 1988. 


Entre sus trabajos más conocidos, se encuentra el performance que realizó junto a Guillermo Gómez Peña, titulado "The Guatinaui World Tour" (la Gira Mundial Guatinaui), en 1992. Para contextualizar el proyecto, es interesante saber que en esos momentos, acontecían los acalorados debates sobre el Quinto Centenario, y los dos artistas decidieron recordarle a los norteamericanos y a los europeos lo que en aquel entonces, ellos llamaban, "la otra historia del performance intercultural"; o sea, las infames exhibiciones pseudo-etnográficas de seres humanos que fueron tan populares en Europa y los Estados Unidos desde el siglo XVII hasta principios del XX. En todos los casos la premisa era la misma: los "primitivos auténticos" eran exhibidos contra su voluntad como especímenes míticos o "científicos", tanto en contextos populistas (tabernas, jardines, salones y ferias), como en museos de Etnografía y de Historia Natural. Junto a estos "especímenes" humanos había frecuentemente un mostrario de la supuesta flora y fauna del lugar de orígen. Los "salvajes" eran obligados a vestir trajes y utilizar artefactos rituales diseñados por el propio empresario, y que poco o nada tenían que ver con su realidad cultural. Estas prácticas siniestras contribuyeron en gran medida a darle forma a las disparadísimas mitologías europeas sobre los habitantes del Nuevo Mundo. Lamentablemente, muchas de estas percepciones deformadas, aún estan presenten en los medios masivos estadounidenses y en las representaciones populares de la otredad cultural latinoamericana (verbigracia: el emigrante indocumentado como el nuevo caníbal del capitalismo avanzado). 


"La gira mundial guatinaui" se llevó a cabo como una exhibición de ambos artistas dentro una jaula metálica durante períodos de tres días como "Amerindios aún no descubiertos", provenientes de la isla ficticia de Guatinaui (espanglishización de what now/ahora qué). G.G.P estaba vestido como un luchador azteca de Las Vegas, y C.F. como una Taina natural de la Isla de Gilligan. Los "guías" del museo les daban de comer directamente en la boca, y les conducían al baño atados con correas para perro. Unas placas taxonómicas expuestas al lado de la jaula describían sus trajes y características físicas y culturales en un lenguaje académico. Además de ejecutar "rituales auténticos," escribían en un ordenador portátil, veían atónitos videos de su tierra natal, escuchaban rap y rock en español en un estéreo portátil, y estudiaban detenidamente (con binoculares) el comportamiento del público que muy a su pesar se convertía en turista y voyeur. A cambio de una módica donación, ejecutaban "auténticas" danzas Guatinaui y cantaban o relataban historias en idioma Guatinaui. A los visitantes se les permitia tomarse una foto de recuerdo con los primitivos. Para la Bienal del Museo Whitney agregaron una actividad al menú: por cinco dólares los espectadores podían "ver los genitales del especímen macho"... y los pesudos patrocinadores de la Bienal cayeron redonditos. 

La gira duró un año y medio y se mostró en multitud de lugares, como en la Plaza de Colón en Madrid, la plaza de Covent Gardens en Londres, el Smithsonian Institution en Washington, The Field Museum de Chicago, el Museo Whitney de Nueva York, el Museo Australiano de Sydney y la Fundación Banco Patricios en Buenos Aires. 

Otro proyecto de denuncia, es el denominado "Dolores de 10 a 10". En el verano de 1998 en un viaje de investigación en Tijuana México, Coco Fusco conoció a una mujer llamada Delfina Rodríguez. Una mujer que trabajaba como maquiladora y que había sido acusada por su empleador de querer empezar un sindicato en la planta. Para obligarla a renunciar su empleador decide encerrarla por 12 horas en un cuarto sin comida, ni agua o baño, y sin acceso a ninguna línea telefónica. Ella firmó bajo presión una carta de renuncia y una vez liberada denunció a su empleador por violación a los derechos civiles. El empleador afirmó ante el juez que ella estaba loca, que nada de eso había pasado y que no tenía ninguna prueba. Sus compañeros de trabajo tuvieron miedo de declarar a su favor. Convencida de que seguramente existieron cámaras de seguridad grabando todo lo sucedido, Coco Fusco reproduce en este proyecto, lo que las cámaras vieron ese día.

Otro proyecto realizado en colaboración con Ricardo Dominguez, mediante las nuevas tecnologías y sistemas de comunicación (internet), es "Turista Fronterizo". Se presenta en forma de juego bilingüe en línea que traza un mapa sobre los movimientos de varios grupos sociales que habitan en la frontera de EEUU y México. Presentado como una especie de juego de la oca con el escenario de la frontera como tablero de juego y con opciones de elegir personajes estereotipados mexicanos y americanos. Propuesta cargada de irnoía que señala la paradoja de la sociedad contemporánea en la que vivimos. Incluso la actitud de crítica y denuncia se ve inevitablemente envuelta en la maquinaria de producción capitalista. El personaje de la "gringa activista" que en su labor ayuda a los desfavorecidos y documetna las injusticias también está en el juego. El activismo transformado en mercancía. La contracultura como un negocio más.

En este último trabajo, Coco Fusco continúa desarrollando su preocupación por utilizar los nuevos medios para reflexionar sobre las problemáticas de la Frontera entre EEUU y México.

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La concepción del espacio en la obra de George Rousse

George Rousse, es un artista francés iniciado en la fotografía, pero a lo largo de su carrera artística, ha sabido darle un nuevo sentido a esta herramienta, ya que en su obra va muy ligada a su particular concepción del espacio, y a sus intervenciones. Su tarea se centra en la búsqueda incansable del espacio idóneo en donde plasmar su obra, una arquitectura y un espacio específico para cada una de sus piezas. Concibe el espacio como un gran lienzo en el cual realiza sus intervenciones pictóricas conceptuales, transformándolo y reinventándolo de una forma muy particular. 


En cuanto a la elección del espacio para sus creaciones, tiene cierta predilección por construcciones arquitectónicas abandonadas, en ruinas, o en desuso, tales como mataderos, hospitales abandonados, parkings, castillos, o edificios y naves industriales, transformándolos in situ y reinventandolos finalmente en soporte fotográfico. Su fuente de inspiración a la hora de enfrentarse a cada nuevo proyecto, viene determinada por el espacio en si mismo, su morfología y el efecto lumínico son determinantes para la realización de sus piezas. La energía que desprenden las distintas arquitecturas, la historia que guardan sus muros, las formas puras, el equilibrio estructural... son elementos fundamentales que convierten a las estructuras en protagonistas absolutas, en principio y fin de su arte y la fotografía, al fin y al cabo, es una herramienta que permite la permanencia en el tiempo de su obra.


Su trabajo se puede dividir en dos fases en cada una de sus piezas, una primera intervención en el espacio tridimensional, el cual deconstruye a través de la pintura y/o la instalación, y una segunda fase en la cual reconstruye ese espacio deconstruido en un plano bidimensional, a través de la fotografia. Pero este proceso no puede ser concebido por separado, sino que se plantea como un todo, ya que la deconstrucción en el espacio esta basado en la posterior reconstrucción a través de la lente, consiguiendo de esta forma crear ilusiones ópticas casi inimaginables de un espacio modificado, inexistente y efímero, que desaparecerá fuera de los focos. 


Todo este juego plantea una serie de reflexiones sobre la apropiación de un espacio abandonado, y de como puede ser transformado y reinterpretado, para llenarlo de nuevo de significación. Siguiendo la idea de que todo espacio abandonado en una ciudad es marginalizado, el artista lo encuentra y planea volver allí para revivirlo con su obra. Una acción que el propio Rousse considera de mucha poesía y espiritualidad.


Además, es importante decir que su obra, habitualmente se muestra con la fotografía final, como obra y como registro de esa interveción-reinterpretación espacial, ya que que como hemos dicho anteriormente, acostumbra a crear sus piezas en lugares abandonados, quedando así fuera del espacio de arte institucional: la galería o el museo. Esto es interesante destacarlo, pues a opinión personal me parece que le da más valor a su obra, pues finalmente solo muestra la reconstrucción de la deconstrucción espacial, creando en el espectador una confusión tal que no puede dejar de observar esa ilusión óptica representada, intentando descubrir una y otra vez cual es el "truco" de la imagen y de la composición, pues muchas de sus obras parecen tan irreales, tan complejas y a la vez tan perfectas en su realización, que parecen simplemente montajes fotográficos. Rousse busca en su discurso artístico recomponer una realidad aparentemente desordenada, que toma forma bajo un único punto de vista. A través de la lente procesa el desorden inexistente en la tercera dimensión arquitectónica trasladándolo al orden aparente de la bidimensionalidad fotográfica.


Todas estas ideas, abren todavía reflexiones más profundas que las que mencionábamos anteriormente, más cercanas a la propia filosofía que al arte y el espacio, ya que la realidad que nos muestra solo es existente desde ese punto exacto en donde se realiza la fotografía, por tanto ¿cual es la realidad o la verdad que nos muestra?, ¿cual es el espacio verdadero y cual el ficticio?, ¿la verdad solo es posible desde un punto de vista, y cual es ese punto de vista para poder tener la perspectiva verdadera de las cosas? ¿o es que hay tantas verdades como puntos de vista? y... ¿que hay o que queda oculto en el espacio detrás de esa intervención?.


En definitiva, las obras de Rousse son verdaderamente extraordinarias. Sus anamorfosis trastocan nuestra percepción visual produciendo sorprendentes puzzles, La contemplación de su obra reactiva nuestros sentidos, estimula nuestra visión y provoca tantos interrogantes que pueden acabar con la fiabilidad de nuestra experiencia perceptual.


Como última reflexión, podemos encontrar algunos antecedentes en su obra. Si retrocedemos en la historia del arte y en las teorias de la percepción visual, podemos encontrar en la obra de Rousse un claro referente en el desarrollo del puntillismo, en el que se generaban los colores del espectro a través de unidades mínimas (puntos), que gracias al espacio (distancia) eran agrupados en el ojo del espectador, transformandolos en formas compositivas, y que fue el detonante de lo que posteriormente se desarrollo como el op art, que también podemos relacionar de manera más evidente con su obra. Rousse es claramente un desarrollo contemporaneo en esa concepción de la imagen puntillista, sustituyendo los minúsculos puntos de color por planos gigantes de color, y el ojo del espectador que agrupa esos puntos, por la lente de la cámara que reconstruye los planos.